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Librería Lello&Irmao, en Oporto (Portugal) |
«–Este lugar es un misterio, Daniel, un
santuario. Cada
libro, cada tomo que ves, tiene alma. El alma de quien lo
escribió, y el alma de quienes lo leyeron y vivieron y soñaron con él. Cada vez
que un libro cambia de manos, cada vez que alguien desliza la mirada por sus
páginas, su espíritu crece y se hace fuerte. Hace ya muchos años, cuando mi
padre me trajo por primera vez aquí, este lugar ya era viejo. Quizá tan viejo
como la misma ciudad. Nadie sabe a ciencia cierta desde cuándo existe, o
quiénes lo crearon. Te diré lo que mi padre me dijo a mí. Cuando una biblioteca
desaparece, cuando una librería cierra sus puertas, cuando un libro se pierde
en el olvido, los que conocemos este lugar, los guardianes, nos aseguramos de
que llegue aquí. En este lugar, los libros que ya nadie recuerda, los libros
que se han perdido en el tiempo, viven para siempre, esperando llegar algún día
a las manos de un nuevo lector, de un nuevo espíritu. En la tienda nosotros los
vendemos y los compramos, pero en realidad los libros no tienen dueño. Cada
libro que ves aquí ha sido el mejor amigo de alguien. Ahora sólo nos tienen a
nosotros, Daniel, ¿Crees que vas a poder guardar este secreto?».
(RUIZ ZAFÓN, Carlos. La sombra del viento. 39ª ed. Barcelona:
Planeta, 2004, p. 9-10).
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