Ágora donde iniciar historias sobre libros, naturaleza, arte y poesía; donde hallar las palabras soñadas o queridas, sin la perspectiva del tiempo... como en una biblioteca.
10 jun 2017
4 jun 2017
Represéntase la brevedad de lo que se vive y cuán nada parece lo que se vivió
Danza de la vida (1900), de Edvard Munch
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«'¡Ah de la vida!' ... ¿Nadie me responde?
¡Aquí de los antaños que he vivido!
La Fortuna mis tiempos ha mordido;
las Horas mi locura las esconde.
¡Que sin poder saber cómo ni adónde
la salud y la edad se hayan huido!
Falta la vida, asiste lo vivido,
y no hay calamidad que no me ronde.
Ayer se fue; mañana no ha llegado;
hoy se está yendo sin parar un punto;
soy un fue, y un será, y un es cansado.
En el hoy y mañana y
ayer, junto
pañales y mortaja, y he quedado
presentes sucesiones de difunto».
(QUEVEDO, Francisco de. Poemas escogidos. 3ª ed. Madrid: Castalia, 1986, p. 52).
29 may 2017
Petición del jardinero
«¿Quién
eres tú, lector que has de leer mis poemas de aquí a cien años?
No puedo enviarte una sola flor de este
tesoro de la primavera, ni un solo rayo de esas nubes.
Abre tus puertas y mira fuera.
De tu jardín en flor coge los fragantes
recuerdos de las flores marchitas hace cien años.
Ojalá puedas sentir en la alegría de tu
corazón la vivida alegría que cantó una mañana de primavera lanzando su voz
satisfecha a través de cien años».
(TAGORE, Rabindranaz. El jardinero. Madrid:
Edaf, 2001, p. 170).
25 may 2017
Escribir I
Acompañamiento sincopado
(Staccato) (c.a. 1928-1930),
de František Kupka
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«El día en el que empezó todo, no tenía muchas ganas
de escribir, de manera que para hacer tiempo fingí no saber si una palabra se
escribía con be o con uve. Aquella duda retórica se convirtió misteriosamente
en una enfermedad real, y en cosa de una semana al problema de las bes se sumó
el de las haches, así que tardaba mucho en escribir una página porque tenía que
consultar continuamente el diccionario. Creo que desarrollé una curiosa
habilidad para evitar palabras que contuvieran esas letras, pero mis escritos
de esa época jadean un poco al andar, como si estuvieran enfermos.
22 may 2017
16 may 2017
El placer
El jardín, de Li-Shu Chen
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«En las noches de
primavera, alta ya la madrugada, venía a través del campo, desde Eritaña, el
son de un organillo. La tonada efímera, en el silencio y la calma de la noche,
adquiría voz, y hablaba de quienes a esa hora, en vez de dormir, vivían,
velando para el placer de un momento. Yo les veía, ellos y ellas, un poco
bebidos, serios, la mirada fija y vaga a un tiempo, enlazados como si siguieran
el ritmo del espasmo más que el del baile, las manos acariciando enajenadas el
hermoso cuerpo humano, triunfante un día para hundirse luego en la muerte. Y el
grito ronco y agudo de algún pavo real, insomne por las alamedas del parque,
rompía la cadencia de la musiquilla como una burla de mi anhelo loco y triste.
Niño
aún, mi deseo no tenía forma, y el afán que lo despertaba en nada podía
concretarse; y yo pensaba envidioso en aquellos hombres anónimos que a esa hora
se divertían, groseramente quizá, mas que eran superiores a mí por el
conocimiento del placer, del que yo sólo tenía el deseo.
10 may 2017
De ascua en ascua
Porque sentir para nosotros es, ¡ay!, desvanecerse,
exhalamos nuestro ser; de ascua en ascua
despedimos cada vez un aroma más tenue. Tal vez
alguien nos diga:
sí, has entrado en mi sangre, la primavera y este
cuarto
se han llenado de ti... ¡de qué nos serviría!, no
puede retenernos
desapareceremos en él y en torno a él. Y a ésos que
son bellos,
¡ay!, ¿quién los retendrá? Sin cesar la apariencia
se disipa en su rostro. (...)
Cuando regresan las
flores (1911), de Lawrence Alma-Tadema
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5 may 2017
Mudanza
«La mayor parte del mobiliario, las piezas
más pesadas, ya las habían subido los mozos. Ahora sólo se llevaban cosas
pequeñas hacia arriba. Me quedé de pie en la puerta para poder admirarlo todo.
Tus cosas eran muy especiales, tanto que nunca antes había visto nada igual:
había fetiches indios, esculturas italianas, grandes y deslumbrantes cuadros.
Finalmente vinieron los libros, tantos y tan bonitos que nunca hubiera
imaginado que pudieran existir. Los iban apilando en la puerta, los cogía el mayordomo,
uno por uno, y les quitaba el polvo con cuidado. Me acerqué sigilosamente para
contemplar cómo iba creciendo la pila. Tu criado no me echó, pero tampoco me
animó a quedarme allí. No me atreví a tocar nada, aunque me hubiese gustado
acariciar el suave cuero de algunas cubiertas. Miré alguno de los títulos
tímidamente: algunos eran ingleses o franceses, y otros en idiomas que no
entendía.
30 abr 2017
¿Por qué se escribe?
Festival
de las Linternas Flotantes – Isla de Honolulu (Hawai)
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«Escribir
es defender la soledad en que se está; es una acción que sólo brota desde un
aislamiento efectivo, pero desde un aislamiento comunicable, en que,
precisamente, por la lejanía de toda cosa concreta se hace posible un descubrimiento
de relaciones entre ellas.
Pero es
una soledad que necesita ser defendida, que es lo mismo que necesitar de
justificación. El escritor defiende su soledad, mostrando lo que en ella y
únicamente en ella, encuentra.